Las rojeces, la eritrosis, la cuperosis, la rosácea, … El enrojecimiento facial puede manifestarse de muchas maneras. Estas rojeces son propias de algunas pieles sensibles que se caracterizan por una reactividad excesiva de los capilares cutáneos. Por lo tanto, esta piel sensible, sea cual sea su tipo, reacciona con fuerza a ciertos factores como el viento, el frío, las comidas demasiado picantes, los productos irritantes o inadecuados, …
Suele ser pasajero y leve, pero si no se toman las medidas pertinentes, este enrojecimiento puede volverse permanente, desagradable y persistente con la edad. Es importante actuar ante los primeros signos y usar un tratamiento adaptado a la piel sensible y reactiva, para evitar que el enrojecimiento perdure y empeore.
La gama Rosakalm ofrece soluciones anti-enrojecimiento eficaces y respetuosas con la piel, y puede ser utilizada junto con tratamientos dermatológicos.